
Cuando mi estado anímico marcha como una balanza descompuesta es cuando más escribo.
Las venas se retuercen reproduciendo de pronto el color de algas enormes, de esas algas que atrapan a los niños por los pies mientras nadan, esas algas que quitan vidas, algas que podrían ser personas, incluso tu, incluso yo.
Los abismos existenciales nunca han sido mi fuerte, de hecho suelo evitarlos hasta que me siguen en los sueños, en cada vaso de agua que trago, en cada persona que amo, en cada detalles de voz conmocionada, en cada célula creciendo por lo que he comido.
Nunca me pavonearía de mi intelecto, si poseyera intelecto alguno, nunca presumiría que soy superior, si lo fuese, nunca escribiría bien si supiera juntar las letras, nunca respiraría rápido o lento si por mis pulmones el aire circulara.
Se supone todos deben tener opinión en muchas aspectos, se supone, no me interesa la política, me gustan los trastornos mentales, en especial los de ego, aunque el ego con el tiempo aburre, son todos masas que creen que tienen un derecho en este planeta de juzgar, menuda mierda, nadie puede superar a nadie, nadie nunca existió, ni los grandes poetas, ni una película corrompiendo lo más profundos de mis ideales, los cuales no tengo, no poseo, no soy. Podría compararme con el mejor ser humano, con el más inteligente y aún así seríamos monstruos totalmente distintos y por ende, no habría parámetro de comparación.
No voy a menospreciar una banda, no voy a comprar lo que esta de moda, no voy a seducir al último i-pad que no me interesa manosear, no voy a moverme.
Las horas pasan secas en la habitación, mi interior se agita en busca de agua, de oxigeno, el cual el mundo ya no me provee, podría hacer un discurso adolescente de dolor inmenso y eso tampoco haría cambiar mi propia perspectiva de, adivinen quién, de mí.
Todo lo que realizo luego tiene dos caminos, arrepentimientos (opción que a menos que me marque mucho, evito tomar) y la otra es seguir.
No tengo claro qué busco y es lo que mas me confunde, somos como zombies probando más y más carne sin satisfacernos y esta corriente y ondas cerebrales arrastrando mi cabeza del techo al mismo suelo, una especie de conducta que en lo personal no entiendo. ¿Seremos todos masas provistas de ego y nada mas? sus destinos son más inciertos que el destino que aun no quiero poseer, las manos , las manos se me abren, la cabeza, alguien disparó antes ahí, un estado de ánimo perturbador sucede al otro y luego entre loca y triste me siento a reír, el sentido lo arrastró la corriente, me siento capaz de derribar a cualquiera y a la vez soy una completa inútil.
Mis pesadillas van en aumento, cada día los personas de la realidad se suman más y más y estoy del todo segura que un día no podré reconocer la diferencia entre ambos mundos, la gente se esa colando en los sueños o los sueños sobre la gente, las manillas de los relojes se abren extendidas, estoy segura que debía cancelar una cita pero mis ojos se cierran esperando la inmersión del sueño, el ahogo total, las algas, las cadenas, la necedad del subsistir, la voz que dice que en el fondo a nadie le importa nadie y que la vida de nadie se congela sin otro alguien, supuras dolor pero te mantienes, luchas absurdo, sonríes. Ningún camino o manera me convence, no sé como vive la gente, no sé si podría ser como la gente es, no sé si estoy perdida o simplemente ya me harté.
Las pesadillas no desaparecen y posiblemente pronto no lo harán, ya olvidé un par, pero con cada sueño están ahí otra vez, no estoy tranquila, alguien mas se apodero de mi y me está haciendo sufrir. Mi otro yo podría ser, y con sufrir digo a que estoy en un limbo estático y presa, muy presa.
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