domingo, 30 de diciembre de 2012

Rigby



Sé que estas palabras no te hacen en absoluto justicia, pequeño angelito.
Sé que quizás muchos pensarán que mi reacción es un tanto exagerada y para el común de la gente que goza de relaciones sociales afectivas quizás sí lo sea, no es mi caso, no soy una persona muy “de piel” aunque trato de serlo para vivir mejor a los demás seres.

Tuve un gato hace muchos meses que murió atropellado bajos las ruedas de un inconsciente, era pequeño, un niño como, yo les digo, tenía aproximadamente seis meses y me tocó encontrarlo muerto cerca de una vereda, lo buscamos por días con la esperanza de que volviera, mi corazón se rompía poco a poco hasta que llegó el día en que me tocó verlo en esas condiciones.
Siempre lo vi como un peluche que de pronto cobró vida, tan adorable y lento para reaccionar, no me imagino cómo llego a esa calle que inusualmente transito a pie, pero ese día tenía que ir a comprar y tenía que hallarlo sin su último respiro, el cuerpo plano, fue tan injusto. Un ser tan celestial descompuesto en la vereda, si fuera humano no le harían eso ¿verdad?

Pasaron los meses y mi gata volvió a tener un hijo y era una copia exacta del primer gatito, excepto por un detalle; era gata. Le pusimos el mismo nombre que al anterior. La gatita era mucho más juguetona y amorosa que el primer Rigby, cerraba los ojos para dormir contigo, siempre que estaba triste ponía sus manos esponjosas en mi cara y cuando estaba harta del mundo y sus injusticias ella simplemente se dormía en mi espalda, hacía que las cosas más horribles parecieran pasajeras con su carita redonda y sus ojos de luna. Me gustaba porque era un gato diferente, lo podía sentir, jugaba con las pelotitas para gatos, era prácticamente muda, hacía el gesto de maullido muy exagerado pero no le salía casi nunca la voz, a veces se ponía sobre el teclado del notebook y pasaba a mandar mensajes a mis contactos y yo simplemente me reía.

Es el gato más hermoso que he tenido, sus cuatro patas blancas como guantes, su pecho perfectamente blanco, sus ojos azules, a veces verdes y su nariz rosada, sus orejas eran mas grandes que las promedio y no puedo dejar de llorar cuando escribo esto. Siento que no le he hecho tanto cariño a nadie en toda mi vida como a Rigby.
Cuando la abrazaba sentía que todo iba a estar bien y de seguro estaría acostada conmigo mientras lloro para hacerme sentir mejor en estos momentos, la extraño tanto que tengo un agujero tremendo en el corazón. Sé que a veces subestimo la muerte, sé que en muchos aspectos la he superado intentando ignorar que me ha robado tantos seres que amé tanto, que me ha dejado casi desnudo el corazón. A veces siento que al mirar los cuerpos inertes podría volverlos a la vida, tan solo el aire se fue de sus vidas, sé que es imposible, sé que no existe dios.

Soñé con Rigby dos noches antes que muriera, sentí que algo iba a pasar y pensé ¿qué haría sin ella? Y no pude ni responder y ahora me siento igual. Estuve revisando unas fotos y era tan pensativa, siento que sabía que moriría pronto, ojalá me hubiera dicho porque tengo el corazón roto.
Espero volver a verla, cuando voy por la calle la veo en el rostro de todos los animales.
Siempre la voy a amar y extrañaré disfrazarla, hacerla bailar, abrazarla, tocarle sus patitas esponjosas y darle besos en la frente.
Espero que me perdone por no haberla dejado dormir sobre el teclado la última noche, me siento como una bestia por no haber estado con ella cuando desapareció, cuando cayó bajo las ruedas ¿nos habrá recordado? juraría que sí, te extraño tanto.
Fuiste todo para mi ¿te veré de nuevo? no quería que fueras un recuerdo como todo y todos, no quería tener que estar escribiendo esto un día como hoy.

Cuiden y protejan mucho a sus mascotas, por favor.









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